La República convocó a seis
profesionales para una mesa redonda sobre el tema de la inseguridad ciudadana y
el sistema carcelario.
El debate empezó con dos
preguntas: ¿Qué hacer para que más reclusos sin sentencias no permanezcan más
tiempo en las cárceles y evitar así mayor hacinamiento? ¿ Cuáles son las
soluciones prácticas y tangibles para combatir eficientemente el crimen y
reducir la inseguridad que percibe la población.
Al leer y reflexionar sobre las
respuestas que dieron estos profesionales (José Pérez Guadalupe,
Presidente del INPE; Ana María Navarro ,
Fiscal Superior , Jorge Luís Salas , Vocal Supremo ; Juan Asmat, Coronel PNP , Lourdes Alcorta ,
Parlamentaria y Ernesto de la Jara, Director de IDL); debate que fue publicado el l 17 de diciembre 2013 bajo el título “ La inseguridad y el hacinamiento en las
prisiones”, confieso que he quedado más
confuso de lo que estaba antes de este debate , se supone de especialistas, porque ninguno de ellos dio una respuesta sesuda, convincente y pragmáticas , perdiéndose alguno de
ellos en la nebulosa .
Empezaré por analizar las
respuestas que dio el Presidente del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) sobre
el hacinamiento de las cárceles que ha llegado a niveles alarmantes .
Antes de ello, es importante
tener en cuenta que la norma
constitucional señala textualmente que el sistema penitenciario tiene como
objeto la reeducación, rehabilitación e reincorporación del preso a la sociedad;
responsabilidad que es del Instituto Nacional Penitenciario(INPE) pero sabemos realmente de que en el abandono en que
se encuentran la mayoría de las cárceles en nuestro país es imposible que se
logre la rehabilitación de algún preso .
El Presidente del INPE, José
Pérez Guadalupe, divagó en sus respuestas mencionando que la delincuencia implica delito y delincuente y
que no nos centramos mucho en el delito y no en el delincuente y que existe un
divorcio entre una visión más criminológica y una estrictamente penal y
jurídica, pero no pisó fondo e intentó con sus respuestas esconder la miseria debajo de la alfombra porque la verdad es que en la cárceles del país no rehabilita a nadie .
Eso lo sabe él , el ministro
de Justicia y los sabe también el
Presidente de la República. Pero nadie hace nada .
Pérez Guadalupe se refiere a
que en la actualidad existen 65,500
presos , que el 90% de los presos no
tienen instrucción superior , pero no dice nada sobre la causa del hacinamiento
o la sobrepoblación en que se hunden la mayoría de los penales . Nada dice por qué la mayoría
de los centros de reclusión se han
convertido en escuelas del crimen o lugares en donde a los internos se les somete a todo tipo de abusos y
en donde campea la corrupción y el hacinamiento- que es uno de los tantos problemas-.
Nada dijo del motivo por el
cual las
cárceles en el país se han convertido en verdaderos y reales “depósitos de la miseria humana” a donde van a
parar los huesos de los misios, los que no tienen padrinos o lo que no pueden
conseguir un indulto presidencial.
Pretendo responder , desde mi modesto punto de vista , a la
pregunta ¿Qué hacer para que más
reclusos sin sentencias no permanezcan más tiempo en las cárceles y evitar así
mayor hacinamiento?( que en realidad hubiese sido cómo reducir los altos
niveles de hacinamiento en las cárceles del país ).
Es importante tomar en cuenta
que las cárceles en el país son el último eslabón de la cadena del sistema judicial y del control social ; cadena que empieza desde
la policía, sigue la fiscalía, los
jueces, hasta terminar en la cárcel; por lo tanto, las cárceles que administra el INPE recibe el activo y pasivo, lo bueno, malo y feo , de
todo el Sistema Judicial , tal es así, que la pena privativa de la libertad es
la parte final o el último eslabón de un conjunto de acciones que se
desarrollan e interactúan entre sí.
Cuando nuestros políticos y
juristas plantean para luchar contra la
inseguridad ciudadana que se debe
penalizar la reincidencia de las faltas graves,
esta propuesta al parecer sin sentido, redunda en la cadena del sistema judicial porque
en realidad , la Policía, Ministerio Público, Poder Judicial , INPE, deberían
ser parte de un sistema pero en los
hechos cada uno responde a políticas sectoriales, se desenvuelven con autonomía
y de acuerdo a la coyuntura política que
vive el país y casi nunca, se les consulta cuando se trata de modificar
el Código Penal o el Código de Ejecución Penal .
Las autoridades no entienden
que si se aumentan las penas privativas
de la libertad, si se penaliza a los reincidentes de faltas graves, si se acorta la edad para enviarlos a los que
delinquen a la cárcel, buscando el antídoto para calmar a la población ante el incremento
de la criminalidad, estas medidas repercuten en el sistema penitenciario y tiene relación con el
hacinamiento o la sobrepoblación carcelaria .
Así como si los procesos judiciales se dilatan , también tiene
efectos en la crisis carcelaria del país
ya que las cárceles se han convertido en
depósitos de miles de procesados, siendo
que apenas un 40% está condenado, el resto,
en situación de procesados .
El hacinamiento no siempre obedece a la falta de
infraestructura física , también obedece a la falta de coordinación que existe entre el Poder Judicial y el INPE para agilizar los procesos judiciales que
permita determinar la inocencia o culpabilidad de los internos . Es el resultado de que muchos jueces son “meros carceleros” , se dedican a
imponer graves penas , restringiendo los
beneficios penitenciarios y no ven otras
alternativas.
El hecho de que no se
den los beneficios adicionales o que se
dilaten los beneficios de indulto y
conmutación de penas, contraviene los objetivos del sistema establecido, conforme al
artículo 139°, inciso 22 de la Constitución
Política del Perú en donde se menciona que deben ser : reeducación,
rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad.
El INPE , como institución ,
no solo se encarga de guardar a los que
transgreden la ley , sino también,
conforme a la Constitución Política del Estado , debe cumplir una misión readaptadora, es responsable de que todo interno que ingresa a un establecimiento
penitenciario, sea reeducado o inoculado contra el crimen y que cuando salga de
prisión, sea un ciudadano recuperado para la convivencia sana en sociedad .
La sociedad y el Estado han
depositado su confianza en esta institución para que devuelva a la sociedad, seres humanos que puedan
reinsertarse como buenos ciudadanos, trabajadores y arrepentidos de su crimen.
Pero , en realidad, esta institución dirigida actualmente por José Luís
Pérez Guadalupe , ha deformado su misión
readaptadora , no rehabilita a nadie, no cumple su razón de ser y no existe
un plan de tratamiento penitenciario que sea efectivo , bien estructurado y
sistemático .
La teoría criminológica demuestra que la población juvenil es la que
presenta mayores probabilidades de recuperación social y es una de las primeras responsabilidades de la
institución penitenciaria, pero no
sucede así, los establecimientos
penitenciarios , oficinas de medio libre
y penas limitativas de derechos a nivel nacional , en especial, los de provincia, desconocen las normas
vigentes respecto a tratamiento penitenciario y acciones relacionadas con la
ejecución penal .
Las cárceles del país se han convertido en
escuelas del crimen , centro de planificación del crimen organizado y centros de desapariciones( casi nunca se sabe
cuántos internos habitan en las cárceles). Por ejemplo, nadie puede dar con certeza la cantidad exacta de internos en el penal de Lurigancho debido a que es imposible realizar un censo en este penal por el alto nivel de hacinamiento y desgobierno que
existe.
Tal vez, en estos momentos,
cuando termines de leer estas líneas, ya desapareció un interno en manos de sus propios
compañeros o ha sido arrojado a los canales o subterráneos del penal de
Lurigancho .
Estoy seguro que muchos
conocen los penales desde afuera, han visto sus grandes paredes.
Algunas veces
han tenido oportunidad de ingresar para visitar algún familiar o amigo
que tuvo problemas con la justicia; otros ,
sólo han llegado hasta la oficina del director o invitados en alguna
inauguración de obras, después se retiran, tapándose las narices de manera simulada para no sentir el hedor
nauseabundo que invade la mayoría de sus ambientes .
En los penales,
como en nuestro país, muchas veces la realidad supera a la fantasía o la
imaginación.
Las cárceles en nuestro país son escenarios desconocidos y
peligrosos .
Cuando escuchas “ Penal de
Lurigancho” o “Penal de Castro Castro” o “Piedras Gordas” , lo primero que golpea tu memoria es celdas
doradas, corrupción, centro de planificación de secuestros y
extorsiones, microcomercialización de
drogas, escuelas del crimen, ingreso y
venta de celulares, reyertas o batacazos .Y, paro de contar porque la lista es
interminable y faltaría tinta y papel .
Si bien es cierto que
las cárceles se han convertido en depósitos de seres humanos que han caído en
desgracia o son carne de presidio, en
realidad, en estos lugares se llevan a cabo actividades subyacentes que escapan a la imaginación, así como al
golpe de vista .
Muchos delincuentes han
descubierto sin mayor esfuerzo que no existe lugar más seguro , aunque parezca
contradictorio, para planificar y
dirigir los secuestros , los asaltos, extorsiones, etcétera , que las cárceles en nuestro país .
Pasaré a mencionar algunas de estas
actividades aparentemente desconocidas para las autoridades y el gobierno y que
el Presidente del INPE las conoce bien: Control
y venta de espacios (dormitorios),microcomercilización de droga, tráfico y
venta clandestino de ron y alcohol( cada
lata de cerveza se vende a ocho nuevos soles) . venta de alimentos en las
tiendas o restaurantes que debería ser entregado a los internos gratis porque
lo proporciona el Estado, cobro por
visitas especiales, corrupción de empleados de tratamiento penitenciario que
piden dinero al preso para agilizar
sus trámites de beneficios o para elaborar algún informe psicológico que
les sea favorable, la muerte en una reyerta de un interno que se hace común en
las estadísticas, la desaparición de
algún preso en Lurigancho donde no existe estadísticas y nunca más lo vuelves a ver, los famosos
“batacazos” cuando sale algún delegado
en libertad después de cumplir
condena y los de otros pabellones quieren
tomarlo por la fuerza , las s “lanchadas”
periódicas , algunas de ellas sólo son simples rumores para meterles miedo a
los presos y después cobrarles para que no sean trasladados a otro penal, la violación de delincuentes adolescentes y violación de violadores que les pagan con la
misma moneda, los “Taitas” que controlan
los pabellones detrás de los delegados y que lucran con la comida que paga el
INPE, policías corruptos que cobran por ingresar alimentos o por la
distribución de alimentos en el interior de los penales, delegados de
pabellones que presentan listas de reclamos y si no les cumplen se amotinan, precariedad
o ausencia de servicios mínimos donde 200 internos hacen uso de un solo baño ,
como en el penal de Lurigancho, infraestructura colapsada, TBC, VIH-Sida, niños
menores de tres años viviendo con sus
madres y sufriendo las mismas penurias de sus progenitoras, enfermedades
comunes por falta de medicamentos o por
alimentos malogrados como infecciones
estomacales, bloqueadores que no bloquean y que si bloquean, sólo es el 80% de
la señal celular que sale del penal de
Piedras Gordas, sistemas de agua y desagüe colapsados por falta de mantenimiento, aguas negras empozadas en algunos penales que son focos de
contaminación , propicios para la aparición del dengue , presos que tienen más años que condena , orates que
deambulan por la cárcel buscando sus memorias perdidas y llorando como niños
sin entender por qué están encerrados, jóvenes delincuentes que se convierten
en presas apetitosas para los leones, celdas que se venden de 100 dólares hasta
500 dólares , jueces y secretarios de juzgados que para armar y estudiar un expediente para los
beneficios , reciben coimas entre 300 a
500 nuevos soles y cuando el expediente
es declarado procedente, cobran entre
800 a 1000 dólares.
Se ha
inventado muchas fórmulas para acabar con el hacinamiento y otros problemas que
existen en las cárceles del país , pero
los avances no han sido sustantivos. Diagnósticos siguen o más diagnósticos. Muchos de los cuales se
hicieron detrás de elegantes escritorios,
en cómodas oficinas, sin ensuciarse los
zapatos en el barro de las prisiones , sin pisar nunca una cárcel y
sin tomar en cuenta que las ideas pueden ser muy lógicas pero a
veces tropiezan con la realidad de las prisiones. Al final, las reformas terminaron en simples
maquillajes con despidos de trabajadores , algunos son desplazados y otros
entran a cubrir los puestos de confianza .
Pasaron
y pasarán por el INPE y el Sector Justicia, muchos técnicos, criminólogos,
sociólogos, magísteres, doctores, generales, pero la
crisis continua, cada vez más se
consolida, sienta resistente
raíces, se endurece como en cemento ,
como la corrupción , sigue corroyendo
las venas, el músculo , el cerebro .
Los innumerables diagnósticos que se han hecho
arrojan que el hacinamiento es el
problema principal , que casi el 70% de
los penales están para reventar como granadas
maduras, que reina la corrupción
operativa y administrativa , que
ingresan de manera subrepticia un
aproximadamente cinco kilos de
Clorhidrato de Cocaína a Lurigancho , se
inflan los presupuestos para el mantenimiento de las máquinas e servicios
básicos, que existen mafias
poderosas en la distribución de
alimentos, compras y adquisiciones, muchas de estas mafias hacen que las
licitaciones se quiebren para después declarar “ situación en emergencia “ y
adquirir los alimentos mediante el sistema de adjudicación de menor
cuantía favoreciendo a algunas empresas
proveedoras , con el riesgo de la
calidad y precio adecuado , que existe
un el elevado porcentaje de internos sin
condena ,que los bajos sueldos desmotivan al personal de agentes penitenciarios
, así como la carencia de una
normatividad adecuada para que puedan ejercer sus funciones , que las reyertas
se suscitan en su mayoría por la baja calidad de la alimentación y la
corrupción que existe en los penales y que el INPE se encuentra desarticulado
del Poder Judicial y otras instituciones, no obstante ser parte del sector
justicia .
Cada
tiempo , el tema de los penales, vuelve a las primeras planas o hace
noticia cuando se captura algún agente descuidado cobrando por permitir que se
introduzca celulares, cuando muere algún preso en alguna reyerta, se descubre,
como si fuera novedad, que en algunas de ellas existen armas.
Por eso
al leer las respuestas que ha dado el Presidente del INPE, José Luís Pérez
Guadalupe a las pregunta ¿Qué hacer para que más reclusos sin sentencias no
permanezcan más tiempo en las cárceles y evitar así mayor hacinamiento?, tengo
la percepción de que este señor vive en el mejor de los mundos como Cándido de
Voltaire , buscando cómo nace un delincuente cuando en el mundo real las
cárceles siguen siendo “depósitos de miseria humana” y bombas de tiempo con la
mecha encendida para explosionar .
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